Maquillajes improvisados con grasa animal o el entintado de paquetes de yerba. Diseño de la propia ropa. Figuras de Papá Noel fabricados para niñas y niños de sus familias, a quienes no llegaron porque fueron decomisados.
Recuerdos de cautiverio y formas de resistencia en que las presas políticas de la última dictadura honraron la vida, ganándole terreno al encierro de los años del terrorismo de Estado.
Esas vivencias de compañerismo vital y político fueron compartidas el último viernes 9, en un panel que ofició como apertura formal de “El libro de hierro”, una muestra de la artista plástica María Tapia. La exposición testifica la vida tras los muros.
Un día después del #8M, y en pleno mes de la Memoria y de la Mujer, la actividad fue organizada por la Subsecretaría de Derechos Humanos de la UNS y las Direcciones de Derechos Humanos y de Género del municipio de Bahía Blanca. Sus autoridades –Claudio Gallegos, Anahí Junquera y Victoria Aure, respectivamente- abrieron la conferencia, y dieron rápido paso a los recuerdos.
Frente a la escucha atenta de la asistencia, el cariño fraternal –o, más bien, sororo– de las hermanas Carmen y Liliana Ortiz, Martha Ramos, Aurora Vilas, Elena Sevilla y Alicia Partnoy. Ex estudiante de la UNS y luego académica en Los Ángeles, Partnoy acercó desde el zoom un anuncio: la pronta reedición de La Escuelita, primer libro que denunció ante el mundo lo que sucedía en los Centros Clandestinos de Detención argentinos.
Todas ellas fueron fundamentales para que Tapia pudiese hilvanar sus historias con imágenes, hierros y utensilios para ilustrar lo vivido, que también puede leerse en los libros Nosotras, presas políticas y Nosotras en libertad.
La muestra “El libro de hierro” puede visitarse hasta el 29 de marzo en el Centro Histórico Cultural de Rondeau 29, en Bahía Blanca, de lunes a viernes de 9 a 18.
Producción fotográfica: Dirección de Medios Audiovisuales de la UNS.