El 10 de septiembre será el primero de los martes en que, durante poco más de un bimestre y con frecuencia semanal, se dictará el curso de lectoescritura en sistema Braille ofrecido por el Centro que lleva ese nombre, la Subsecretaría de Derechos Humanos y la Comisión de Accesibilidad del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur.
Las clases estarán a cargo de Sergio Hernández y se extenderán hasta el 19 de noviembre. En todos los casos, serán presenciales, de 17 a 19 y en la sala Bergé Vila, del edificio de la UNS en avenida Colón 80.
La iniciativa, de cursado gratuito, ha sido abierta tanto a docentes y nodocentes como a estudiantes y personas externas a la institución. En este formulario se toman inscripciones.
Leer con las yemas
Sergio convive con el sistema Braille desde sus primeros años, cuando aún podía ver. Aprendió tanto la escritura gráfica como la táctil del Braille, que le resultó una herramienta casi indispensable cuando perdió por completo la visión. “Gracias a eso, pude hacer mi educación primaria, secundaria y hasta terciaria”, relató, a sus casi 38 años.
Consciente de las limitaciones que aún enfrentan las personas ciegas en la vida cotidiana, se propuso compartir sus conocimientos en la práctica de llevar las letras “de la yema al cerebro”, como se tituló al curso que volverá a dictar en la UNS desde el 10 de septiembre. “Lo veo más que importante si hablamos de inclusión”, señaló, apuntando que aún resta ampliar las adaptaciones de señalética y etiquetas, entre otras.
Sobre el sistema en sí, explicó que -a diferencia de lo que ocurre con la comunicación de las personas sordomudas- el sistema Braille no es un lenguaje en sí mismo, sino un modo distinto de expresión de letras, para conformar palabras de acuerdo al idioma que utilice la persona. Las letras se plasman a través de diversas combinaciones de seis puntos. “Es una forma distinta de escritura y lectura, que en vez de ir al cerebro por medio de la vista lo hace a través del tacto”, grafica Sergio.
El curso que dictará en la UNS corresponde al primer nivel, con lo que se inicia desde el estudio de la formación de signos y el desarrollo táctil, habitualmente el sentido menos desarrollado de las personas videntes. También -amplió- “hablamos de la vida diaria de las personas ciegas, quitando inquietudes, y luego directamente nos introducimos en el aprendizaje del sistema y las distintas formas de escribirlo: máquina e impresora, pero también pizarra y punzón, una alternativa práctica y económica”.
La experiencia anterior, en 2023, finalizó con la escritura de cuentos en Braille. Algo que pudieron completar satisfactoriamente la mayoría de las y los participantes. La práctica también incluyó el etiquetado de puertas en los edificios de la UNS en Colón 80 y Rondeau 29, reponiendo las faltantes o desgastadas.
“Que la Universidad, su personal y estudiantes puedan interesarse y participar es muy importante, porque habla de la inclusión en sus distintos ámbitos. Permite otra mentalidad al momento de formular proyectos o encontrarse con personas ciegas”, evaluó sobre la oportunidad.