Ingresó a la planta nodocente de la Universidad Nacional del Sur el 2 de mayo de 1973, con el legajo 3.506 y el rol de ordenanza de la Escuela Superior de Comercio. El 20 de septiembre de ese año fue designado jefe del Gabinete Psicopedagógico-Social de las Escuelas Medias.
El 3 de abril de 1975, el mismo día del asesinato del militante estudiantil comunista David “Watu” Cilleruelo, el rector interventor Remus Tetu –uno de los líderes de la autodenominada Alianza Anticomunista Argentina en la región- dispuso la “limitación de servicios” de un grupo de docentes entre quienes se encontraba Bombara. Horas más tarde, Tetu completó la persecución laboral disponiendo su cesantía y la de otros 52 nodocentes. La Asociación de Trabajadores de la UNS (ATUNS), donde había militado, reclamó. El interventor accedió a reincorporar a 21 de los cesanteados, no sin reprocharles “fallas de comportamiento” que vinculaba a “atropellos de la subversión”.
El 29 de diciembre, Bombara fue víctima de un secuestro que derivó en las torturas que le produjeron la muerte. El hecho marcó el inicio de la abierta participación de uniformados en el terrorismo de Estado, que sistematizaría a partir del golpe de Estado de marzo de 1976.
Para encubrir el homicidio, las fuerzas represivas y el multimedios La Nueva Provincia difundieron información sobre una supuesta fuga de Bombara de un patrullero, y más tarde fraguaron un secuestro de su cuerpo cuando era trasladado de la cárcel de Villa Floresta a la morgue municipal. El juez Guillermo Madueño archivó la causa poco después.
Profesor de Psicología por el Instituto Superior Juan XXIII y ex basquetbolista, Bombara había nacido el 23 de julio de 1951 y para 1975 estaba casado con Andrea Fasani, con quien tenía una pequeña hija.
Bachiller egresado del Colegio Don Bosco, presidió el Grupo Misionero Bahiense referenciado en el catolicismo tercermundista. También militó en la Juventud Universitaria Peronista y en el frente barrial de la Juventud Peronista en Villa Nocito, además de ser activo participante de la ATUNS.
Su cuerpo fue recuperado en noviembre de 2009 en el cementerio de Santa Mónica, en el partido bonaerense de Merlo, por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Menos de dos años más tarde comenzó el juicio que acabaría con condenas a algunos de los responsables de su secuestro, torturas, muerte y desaparición. Por burocrático azar, la carátula llevó su nombre.
El proceso de reparación de su legajo en la UNS quedó plasmado en este informe sobre su biografía, militancia y los hechos de los que fue víctima.