Este 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGTTTBIQ+, una fecha que apunta a reafirmar la diversidad contra toda forma de discriminación, violencia y represión por identidad de género u orientación sexual.
La oportunidad es propicia para recorrer los más recientes avances de la Universidad Nacional del Sur en la materia. No como modo de jactancia, sino en reconocimiento al trabajoso camino de lucha de quienes sostuvieron banderas y reclamos que contribuyeron al mejoramiento de la institución y su comunidad.
También es ocasión para visualizar lo conseguido como base para nuevos horizontes de una senda que debe considerar no sólo las manifestaciones explícitas de discriminación, sino formas más sutiles y naturalizadas en que se manifiestan los sesgos.
En primer término, uno de los hitos institucionales fue la aprobación de un Protocolo para abordar casos de este tipo.
Aunque frecuentemente suele asociárselo principalmente con la atención de situaciones de violencia contra las mujeres, el Protocolo de Actuación en Situaciones de Discriminación y/o Violencia de Género apunta a proteger y asistir también a personas del colectivo de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero, intergénero y queer que sufran violencia física, sexual, psicológica, simbólica y económica.
En tal sentido, el Protocolo ordena un mecanismo de rápida respuesta y eficaz contención y, para ello, creó un Consejo Asesor y de Intervención y un Comité de Actuación, que funcionan en la órbita de la Subsecretaría de Derechos Humanos.
“Género y diversidades” es precisamente uno de los ejes en que dicha Subsecretaría del Rectorado proyecta sus políticas, tanto las provenientes de su propia iniciativa como a partir de propuestas de órganos de gobierno y de colectivos o personas que acerquen sus demandas. Por ello, la creación de la dependencia en 2012 y su continuidad posterior hasta el presente constituyen en sí mismas otro hito en la historia institucional.
Entendiendo que la discriminación y la violencia pueden manifestarse también de formas sutiles o naturalizadas, la UNS ha iniciado políticas de necesaria mención en este recuento. En ese plano, en 2020 el Consejo Superior puso el foco en el habla y la escritura cotidiana y resolvió “aceptar como válidas las expresiones que supongan usos inclusivos y no sexistas de la lengua” tanto en “producciones académicas como en la comunicación institucional, administrativa y de gestión”.
Por otra parte, y considerando que el registro institucional es un modo de plasmar la identidad, en 2023 se implementó un Protocolo de cambio de nombre de acuerdo a la identidad autopercibida en todo registro institucional quienes así lo soliciten. De esa forma, se amplió una posibilidad abierta dos años antes, para modificar -también de acuerdo a la identidad autopercibida- los títulos académicos emitidos por la UNS.
Con ello, los documentos universitarios asumieron el deber de respetar la identidad de quienes integran la comunidad universitaria, lo que necesariamente debe complementarse con las sostenidas campañas de concientización implementadas por la institución.
Lo enumerado es el corolario de largas luchas de personas y colectivos que, sosteniendo sus demandas, contribuyeron a mejorar la UNS. No obstante, como ya se señaló, la institución ha asumido el compromiso de mantenerse siempre abierta a nuevas propuestas y reclamos, que entiendan a estos hitos sólo como puntos de partida.