Desde el 8 de marzo de 1973 se desempeñó como trabajador nodocente del agrupamiento administrativo en la oficina de Contabilidad Presupuestaria de la Dirección de Economía y Finanzas.

Sin embargo, su vínculo con la Universidad Nacional del Sur había surgido mucho antes, desde sus tiempos de estudiante en las escuelas de Ciclo Básico y de Comercio, orientación desde la que en 1972 ingresó a la Licenciatura en Economía.

En abril de 1975, Prado fue parte del grupo nodocente cesanteado por el rector interventor Remus Tetu, uno de los líderes de la organización criminal autodenominada Alianza Anticomunista Argentina.

Días más tarde fue reincorporado, a solicitud de la Asociación de Trabajadores de la UNS, pero –como ocurrió con otros agentes en la misma condición- la readmisión incluyó acusaciones por las que se lo marcó como parte de “atropellos de la subversión”. La resolución 280/75 indica que el 28 de abril se le aceptó la renuncia, retroactiva al 7 de ese mes.

Militante del Peronismo de Base, Prado fue secuestrado por algunas horas durante el primer año de la dictadura, al cabo del cual se trasladó junto a su compañera –Mónica González Bello (o Belio), también estudiante de la UNS- a Mar del Plata.

En esa ciudad, en cuyo puerto trabajaron, fueron secuestrados el 24 de agosto de 1977. Existen testimonios de que pasaron por el Centro Clandestino de Detención de la Base Naval marplatense. Ambas víctimas permanecen desaparecidas.

El caso fue incluido en una causa abierta a mediados de la primera década del siglo, cuando la derogación de las leyes de impunidad permitió retomar las investigaciones por delitos de lesa humanidad.

Aquí puede leerse el informe elaborado por la Comisión Técnica.